Mai-Lujie Rodríguez Zárate se ha preguntado varias veces si tendrá algún hermano mayor o pequeño viviendo en China, en Estados Unidos o quizá en España, como ella.
También Raulifang Tatiana Casado Cuesta ha pensado en cómo serán sus padres biológicos, pero este pensamiento no le quita mucho tiempo porque, asegura, «mis padres biológicos me dan igual».
Ellas fueron dos de las cuatro primeras niñas chinas que se adoptaron en Burgos y que ahora han llegado a la adolescencia -la época problemática por excelencia en el desarrollo de cualquier menor de edad- sin el tabú de cuáles serán sus orígenes, una de las principales causas de roce entre padres e hijos no biológicos.
El resto del artículo está en Diario de Burgos.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario